Despacho del jefe de aurores

Había solicitado a Yunna que acudiera mi despacho en el departamento de aurores, tenía que hablar con ella sobre unos acontecimientos importantes del cual me acababa de enterrar hacer poco. Me preguntaba constantemente por qué no nos había dicho nada desde el principio y por qué no pidió ayuda cuando aun estaba a tiempo de poder evitar todo este lío. Suspiré a mi mismo preguntándome para que iba a servir todo eso, entendía sus preocupaciones pero ella solo no lo podía haber echo... Decidí despistar un rato mirando un par de papeles mientras que esperaba a que llegase para hablar con ella seriamente, pero la verdad es que la concentración no me dejaba ni tan solo entender lo que estaba leyendo.

Escuché como tocaron la puerta del despacho, con la voz dije adelante y pronto esa puerta se abrió dejando paso a ver a la persona con la que quería hablar. Cerró la puerta detrás de ella una vez que entró en el despacho. Antes de formular palabra ella ya me había pedido poder dar una clara explicación. Me quedé sorprendido por ello ya que se lo iba a pedir claramente, así podía justificarse.

- Tranquila Yunna, solo te he llamado para hablar y pedirte que me dejes ayudarte en esto, no puedes meterte en esos peligros tu sola – dije claramente, directo y bien serio. Con magia hice que dos tazas de café se preparasen para luego venir hacia el escritorio – cuéntame todo lo que sabes y pasó desde el principio – me acomodé en el respaldo de la silla ya que esto iba a ser algo largo.

Me acomodé un poco más a mi silla y escuché toda su explicación que no era precisamente corta. Cuando recién acabó de contar todo decidí hacer las preguntas de los momentos que más me llamaban la atención.

- ¿Por qué no avisaste primero a los demás aurores del aviso de tu primo? -

Esperé a que ella respondiera para seguir con la siguiente pregunta.

- ¿No has escuchado ninguna conversación entre esos dos mortífagos? -

Si hubiera escuchado algo quizás tendríamos una mínima pista de lo que estaban buscando. Porque definitivamente estaban buscando algo, si no, como ella misma pensaría, todo esto no tendría sentido, y se nota que esto no era ningún plan de distracción ni nada parecido, porque ella se fue a París a posta para investigar ese caso. Me volví a reclinar hacia la mesa y cogí un papel y un boli para apuntarme lo que se me había quedado.

- Veamos, el orden del crono es así, 1 tu primo te avisa de mortifagos buscando, 2 vas a París, 3 visitas la tumba de tu madre y ves a dos mortifagos que consiguen escapar, 4 vuelves aquí, 5 investigas mediante internet, y 6 ataque en Salem. ¿Me dejo algo? -

Por el momento quedaba allí la cosa, pero me parecía verdaderamente extraño todo este asunto, sobretodo con lo del cementerio. ¿Qué tendrán enterrado en un cementerio?

Me contestó a mis preguntas abiertamente, por lo que pude ver en su mirada noté que lamentaba no haberlo informado antes pero lo echo echo estaba, ahora no se lo iba a restregar en cara, claramente estaba. Escuché sus palabras que formaban una pregunta con claridad, di un leve suspiro antes de reaccionar.

- Haré una reunión de aurores, y avisaremos sobre lo sucedido, investigaremos e intentaremos saber que es lo que buscan... no puede ser que búsquen algo que no exista, por lo que tienen que estar seguros de que es algo material y existe, y tiene que estar enterrado en alguna tumba. Haré una investigación antes y luego haré la reunión lo más antes posible -

Hice una pequeña pausa pensando en si me dejaba alguna duda.

- ¿No recuerdas algo que te has dejado? -

Pregunté por si ella al contrario se acordaba de algo de lo sucedido.

Sonreí con tranquilidad al escuchar sus palabras, al final no recordaba nada que había dejado – si te acuerdas de algo más avísame – siempre podía haber ese caso en que la persona por nervios se olvidara de alguna cosa, de echo, conociéndola me imaginaba que al principio estaba nerviosa – tranquila que no recibirás penalización ni nada, no me parece muy grave ya que en cierto modo has actuado bien – sonreí para que viera que lo decía en serio y que no había motivos de preocupación – te puedes ir ya, no tengo nada más que comentar, pero a tus compañeros nada de esto, inventate una escusa si preguntan – era mejor que no supieran nada hasta que realizase la reunión después de una pequeña investigación. Me acomodé de nuevo a la mesa y comencé a escribir de lo que se había hablado en esa sala en esta conversación.

Al final ella parecía mucho más tranquila que antes, y me agradeció por no penalizar la conducta que tuvo. Entendió que a sus compañeros no tenía que informar nada, y después de decirle que ya podía marcharse se levantó para irse, pero no sin antes pedirme que mande un saludo a mi familia. Sonreí suavemente – lo haré – dije comenzando a ir a mis pensamientos de lo que estarían haciendo cada uno de ellos ahora mismo, y deseando estar pronto a casa y estar con mi familia. Continué con mi trabajo sin interrupciones hasta que finalmente guardé papeles, apagué luces y cerré la puerta para volver a casa.