Orilla del lago

Los terrenos de Hogwarts era un idóneo lugar en el que pasar el tiempo por el clima que estaba azotando aquella región en la que se encontraba nuestra Institución Educacional de Hogwarts en la que yo, como otros muchos cientos de jóvenes de entre once y diecisiete años estudiaban, pero en aquella época el estudio era lo que mas en mente tenían algunos, pero yo no.. me encontraba en primer curso y ya había hecho todos mis principales exámenes, no como alumnos de otros cursos que debían hacer exámenes importantes como los llamados T.I.M.O o los E.X.T.A.S.I.S que podrían interferir en el destino que tu vida podría llegar cuando salieras de aquella institución, algo que para mi quedaba demasiado tiempo.

Mis pasos me guiaron por los terrenos hasta el lago que estaba entre las propiedades de Hogwarts, existía un Bosque del que denominaban en su nombre también como Prohibido, nunca me habia acercado demasiado, no por miedo o temor, sino por poco interés en lo que podría otorgarme, tal vez en un futuro cuando la aventura me llamara, pero aquello era algo que a los Huffepuff, la casa a la que me había tocado a mi llegada, no les solía llamar, pero, podria ser yo una excepción? Podría ser, al fin y al cabo aquel sombrero me había dados dos opciones, eligiendo de ambas la que mas podria cubrir mis actos y habilidades sin resaltar sobre los demás, algo que siempre e querido. El Lago negro, asi lo llamaban algunos, me encontraba allí tras llegar y mis glúteos se juntaron contra el arenoso suelo de aquella playa por llamarla así, para flexionar las rodillas apoyando los bazos en ella y observar la superficie azulada con brillos como diamantes provocado por la luz del sol, ensimismado.

La observación de la línea que separaba agua y cielo dura escasamente unos minutos, cuando decidí que era momento de cerrar los ojos e inclinar mi cuerpo atrás para notar el roce de mi cabello junto al resto de la cabeza con el suelo arenoso de la playa de aquel lago, a la par que aquellas piernas flexionadas se extendieron, una junta a otra, ya que uno no sabia lo que podría pasar si las dejaba abiertas, sabiendo que había mucho gracioso o tipejo que deseaba el mal ajeno.

El aire de la tarde acariciaba mi rostro apaciguadnos lo que podía, cuando mi oído escucho el sonido de pisadas contra la arena y gravilla de la zona delatando a alguien que estuviera por la zona, informándome de que en aquel momento no me encontraba solo como me esperaba, sino que algo o alguien estaba a mi alrededor, sin saber si estaba de paso o no, o si sabría de la existencia de alguien tirado en la playa con intención de buscar un poco de relajación y olvidar todo lo que había, podría.. y ocurriría.. los parpados se despegaron para observar el azulado cielo que a cada momento se oscurecía por la llegada de la noche, algo que informaba también sobre el gran banquete, del cual no sabría si acudiría, parecía ser que no era el único que optaba por salir a los terrenos, cuando ladee la cabeza y observe movimiento entra las rocas del lago.

Mis ojos se entrecerraron cuando pude vislumbrar bien lo que entre las rocas se mecía, una joven chica, meciéndose hacia adelante y detrás, rodeada en sus propias piernas, como yo anteriormente con mis rodillas, la distancia era de unos metros, tal vez mas, pero percibía que a aquella muchacha le debía pasar algo, un fragmente de un color en su indumentaria me advirtió que procedía de la misma casa de Hogwarts a la que yo pertenecía, a la que se me había asignado, Hufflepuff, una decisión era la que tenía que tomar, dos caminos, pero creo que ya lo había decidido, cuando me levante del suelo arenoso de la playa del lago, palpándome las manos para que los granos desaparecieran de ellas, como de mi ropa. Lentos y ligeros pasos daba en dirección a las rocas, en silencio, a cada paso que daba escuchaba algo, bajos sollozos procedente de aquella compañera, esquive cada obstáculo de cada piedra que encontraba, hasta que me puse detrás de ella, sin decir palabra me sente a su diestra, mirando directamente el horizonte, el lago, las vistas, al instante que mi mano se ocultaba en uno de mis bolsillos. -Una mujer no debería lugar, en un lugar como este... tan hermoso, lleno de vitalidad.. Deberías de estar sonriendo, feliz.. Incluso sabiendo que te espera una gran cena.. caliente. Palabras en susurro, calmadas, con intención de que no tenía intención de inmiscuirme en sus problemas, o no demasiado, cuando saque del bolsillo al final un azulado pañuelo que le tendí a la joven, para que con ello hiciera lo más apropiado, ya podría tirarlo.. o secarse aquellas lágrimas.

Mi diestra se encontraba totalmente estirada, apoyada levemente en mis rodillas encogidas mientras sostenía aquel pañuelo que con intención de buena fe había tendido a aquella joven que de alguna forma me había preocupado por verla de aquel estado en el inicio de un nuevo curso en la Institución de Hogwarts, aunque yo asistía al primer año, por su vestimenta daba a entender que pertenecía a Hufflepuff como yo, pero no sabía perfectamente a que curso, ya que su rostro, aunque solo pudiera verlo de lado y a duras penas.. no se me hacía conocido, su rostro con una negativa se movió por mi ofrecimiento voluntarioso, observando que en vez de usarlo, opto por las mangas negras de su túnica de Hogwarts, para escuchar tras aquello sus palabras.. pero el gesto de hacerlo con las mangas.. me resulto levemente curioso. -No hay porque darlas, entre nosotros debemos ayudarnos.. sino quien lo haría? Refiriéndome a la Casa de Hufflepuff, ya que entre las cuatro casas de Hogwarts, estaba dicho que era la menos popular y demás sinónimos.. -Mi nombre completo es Richard, pero siempre puedes llamarme Rich.. o algún otro diminutivo. Comente, de forma que mis palabras pudieran tranquilizarla y que se hiciera un ambiente menos tenso para ella. -Siento haberme acercado de esta forma a ti.. de lejos percibí que pasaba algo y soy del tipo de persona que ayuda a quien lo necesita. Verifique con aquello mis palabras.

Una primera sonrisa apareció en sus labios, aunque también en lo que más me fijaba era en sus ojos, una sonrisa podría mentir, pero los ojos no.. y me hacía entender que era algo forzado lo que sus labios rosados expresaban, tal vez con intención de aparentar que se encontraba bien y no mostrar debilidad ante mí, ante un desconocido, a alguien que no conoce y se le acerco sin siquiera ser invitado, pero así era yo, así era Richard, aunque un leve adelanto había, sus ojos parecían haber dejado de expresar lágrimas, sin la ayuda de mi pañuelo, fue cuando su mirada se perdió en el horizonte azul del lago cuando expreso lo que parecía tener encerrado en su interior, abrazado como tenía sus rodillas contra su pecho. -Todos estamos solos de una cierta forma. Susurre conciliador mientras su rostro se escondía entre sus brazos y la miraba preocupado, algo que ni yo comprendía, mientras pensaba con ello sus palabras, orfanato. -Yo no conozco a nadie en Hogwarts. Así se llamaba aquella Institución Educacional para la Magia. -Bueno, me equivoco.. Ahora te conozco a ti.. y tú me conoces a mí, de cierto modo, ya no estamos solos.. y somos de la misma casa.. y de curso. Termine diciendo, ya que con sus palabras verifique que era nueva en Hogwarts como yo.

Observaba la superficie del lago, me parecia desatinado mirar a Anastacia por como se había encontrado hacia unos instantes, pero inconscientemente salieron unas palabras. - Caballero Salvador de la soledad.. Susurrantes eras, pensando en aquellas que mi compañera de casa había dicho entre sus labios. - Pero ese titulo esta errado, ya no hay porque salvarte de la soledad, ya que estarás a mi lado, seremos un buen equipo. Pensaba en ello, ya que como ella era de primer curso y era de las primeras personas que conocía tras haber sido seleccionado en la casa de Hufflepuff. - Yo soy un poco pésimo en los estudios, espero que tu contrarrestes eso, siempre podemos ayudarnos el uno con el otro en lo que flaqueemos,

El estar sentado en aquellas rocas del lago, duras y frías, ya estaba pasando factura a mis nalgas, a ambas, notando una punzada y un ligero dolor soportable, por lo menos de momento, nunca era de estar en un mismo sitio mucho tiempo sentado, inquieto por naturaleza, tal vez uno deberia cambiar de sitio, pero no me apetecía regresar al confort del castillo, ya tendría por delante siete años para descubrir todo lo que Hogwarts podría aportarme. - Si, exacto. Asentí a la palabras de Anastacia, sus dos preguntas seguidas a la misma vez que lo decía contestaba de aquella forma, captando sus ultimas palabras, su sonrisa y risa llegando a mi por primera vez, al menos algo había conseguido aquel dia, que aportara algo bueno para ella aquel encuentro y no llorara como la había encontrado al principio. - Valla, que inconveniente, nos vemos estudiando ambos hasta bastante tarde… Aun no sabia como eran las materias de Hogwarts, cuales eran las que impartían y la dificultad de ellas, con el primer día, el de mañana, tendría una idea de cómo era aquel mundo en el que recién había entrado. - Anastacia, como descubriste que posees magia? Pregunte sin pensarlo.[/color] - O tal vez ya lo sabias al proceder de una Familia Mágica y crecer con ella. La cual no era en mi caso, al menos en parte.

En cierto modo los sucesos acontecidos con Anastacia para su ingreso y llegada e la Institución de Hogwarts era parcialmente idéntica a mi historia personal, hasta la llegada de aquella carta por lechuza, desconocía toda existencia de la magia, una sorpresa descubrir que aquellas anomalías de mi pasado eran fruto de un poder que ahora conocía, la magia, obvio que a aquello me refería. - Valla, lo siento.. Susurre, aunque estando a la par de ella aquello no hacia falta que se pronunciara en una tonalidad de voz elevada, nuestro alrededor estaba en silencio y aquello facilitaba una conversación como la que teníamos, intima.. porque seguía escuchándola todo lo que me estaba diciendo, abriendo de algún modo su corazón para expresarme con palabras un cacho de su vida, de su pasado.. y el presente y futuro que la tocara vivir por la llegada de aquella lechuza. - No eres un monstruo Anastacia, ellos nunca comprenderán a los que son como nosotros.. antes de mi llegada me informe un poco de la vida magia. Mas bien cuando descubrí aquel callejón de Londres, Diagon creo recordar, adquirí algunos libros no obligatorios y que no estaban dictados en el pergamino que venia adjunto con la carta de ingreso, libros de historia de la magia y de Hogwarts, el día a día de un mago y el secretismo con los muggles, si.. Esa palabra la descubrí en los libros, un no mágico era un muggle. - Te prometo que yo no me desharé de ti, al menos si quieres que este a tu lado.. eres la primera persona que conozco en Hogwarts, mi primera amistad. Esperaba que fuera una de entre muchas, en aquel colegio había cientos de alumnos ingresados para estudiar, pero tal vez Anastacia fuera especial, de algún modo.. y aparte era atractiva. - Desconocía de mis poderes hasta que recibí la carta, mi padre también se llevo una sorpresa.. pero su actitud fue bastante diferente que la tuya con las monjas. Aunque en realidad no era mi padre de sangre, el hecho de que como ella había estado en un orfanato, para ser adoptado por una pareja feliz.. y perder de aquella pareja a la madre adoptiva, quedando solo mi padre.. fue un hecho que me guarde.