Habitación 201

Por la noche me llegó una lechuza de Hogwarts, sorprendido la abrí para leer que fue escrita por un profesor, directamente el profesor de Herbología que se hacía llamar Adrian Lambert. Me acordé de él por el artículo que había escrito en la edición anterior sobre su extraña habilidad. Pero dejé de pensar sobre ello, leí atentamente la carta para notar como mi respiración comenzaba a comprimirse. Tenía que ir a San Mungo ya. Cogí mi varita y me dirigí directamente a San Mungo. Pregunté por ella en la recepción allí me informaron que estaba en la habitación 201 en la planta de heridas. Rápidamente me dirigí hacia allí para entrar a la habitación. Allí me encontré con un medico que me llevó un momento a fuera para explicarme la situación. Al parecer un vampiro la mordió pero sin dar resultado de transformación hacia esa especie, pero justo después este la soltó y cayó al suelo. Comencé a sentir rabia en mi interior ¿por qué a ella? No se lo merecía... pero ahora en esos momentos no podía hacer nada, ni ninguna estupidez. Agradecí al sanador de la información y me adentré de nuevo a la habitación para verla tranquilamente dormir en su mundo, aunque su aspecto podía ser mucho mejor si no pueda por la gasa que llevaba en el cuello. Me acerqué a ella lentamente para sentarme con cuidado al lado de la cama.

- Hey Vic, a ver cuando despiertas, tengo ganas de escucharte hablar del torneo, me han dicho que has sido muy valiente – dije con las mininas esperanzas de que me escuchara y despertara. Acaricié suavemente su mejilla con mi mano, parecía tan inocente ahora mismo...

De un momento a otro ella abrió los ojos, aparté la mano con una sonrisa, ¡al final había funcionado! ¡que alegría! Pero mi sonrisa bajo inmediatamente al escuchar sus dos preguntas. ¿De verdad que no sabía quien era? ¿ni se acordaba del torneo? Esperase que fuera una broma, aunque fuera de mal gusto, no me gustaba imaginar que de verdad lo hubiera olvidado... sino ¿qué podría hacer yo? No... no podía ser, ella no se olvidaría de mi tan fácilmente, esto tenía que ser una broma, pero si no lo era...

- ¿No te acuerdas de mi? Soy Ted, Teddy, ya sabes, hemos crecido juntos, como si fuéramos de la misma familia... soy como tu mejor amigo – dije preocupado de que de verdad no se acordarse de mi – el torneo de los tres magos, ¿no te acuerdas? Participaste en la última prueba como competidora de Beauxbatons y saliste mal parada y te trajeron aquí – que no se acordase del torneo podría ser hasta normal, pero que no se acordase de mi, que me conocía desde hace tiempo me preocupaba más. La miré con preocupación esperando a que lo recordara todo o que me dijiera que fuera broma.

Negó con la cabeza y afirmó que no se acordaba con un lo siento acompañado de un no me acuerdo. Ese era el golpe que necesitaba para saber que de verdad no se acordaba de mi. Sabía que Vic no me hubiera echo esa broma y la hubiera seguido sin más, Vic no era así, era una chica dulce y muy amable con todos, mucho más con la gente que la rodeaban aunque a veces molestase con sus caprichos, pero jamás me haría algo así... jamás. Bajé la mirada sintiendo en mi pecho una punzada de dolor, un dolor incomparable con alguno otro. Sin darme cuenta dos lagrimas resbalaron por mis mejillas, no... no podía mostrarme así, jamás me perdonaría que ella me viera así de mal sabiendo que era una persona sensible. Me quité las dos lágrimas e intente tener la paciencia suficiente, algo tenía que recordar, por muy mínimo que fuera.

Escuché la respuesta de los torneos, al parecer no se acordaba de nada de eso, y fue bastante raro, pero noté por su reacción que comenzaba a ponerse nerviosa – tranquila, encontraremos una solución, dime ¿qué es lo último que recuerdas? - pregunté para ver hasta donde iban sus recuerdos, si lo que ella me contaba antes era cierto casi me sabía toda su vida y ahora mismo lo único que se podía hacer era remontarlo todo desde que su memoria desvaneció.

Escuché su respuesta y nuestras miradas se cruzaron al acabar de hablar ¿qué podía hacer ahora? Ni tan solo se acordaba de mi. Sentí como su mirada me transmitía la misma duda, ella tampoco sabía que hacer en esos momentos. Decidí fingir un poco e intentar ocultar mi preocupación lo máximo posible.

- Tranquila, ya veras como al poco te acordarás de todo – sonreí amablemente – para algo tenía que venir si no me preocupases – dije aun sonriendo. ¿Pero para que mentir? En el fondo tenía ganas de echarme a llorar y hundirme en mi mismo, pero... no podía, mucho menos aquí.

off rol: lo siento por el post corto, pero no se me ocurria gran cosa D:

off rol: Tranquilo por el post, no pasa nada

Ella también parecía estaba segura de que recuperaría la memoria y que todo esto sería un simple susto. Pero ¿y qué pasaría si no lo fuera? ¿Y si nunca se acordaría del pasado que tuvo conmigo? De alguna manera esa idea me hacía entrar en miedo y sin darme cuenta mi cabello cogió un ligero tono verde medio que representaba el miedo. Di un suspiro y pasé mi mano por mi cabello con suavidad, cuando desearía que lo recordase todo... La miré y sonreí tranquilamente, como si este problema no fuera tan importante para mi.

- ¿Quieres que te deje sola? - quizás ella necesitaría un respiro de todo esto – te puedo también traer alguna cosa si te apetece -

Me desconcentré completamente cuando Vic me preguntó como había echo lo de cambiar el color de mi pelo. Mierda, se me había olvidado ese detalle, en teoría lo solía llevar de color castaño claro pero a veces las emociones pueden conmigo y cambian mi color de cabello – se cambia solo según las emociones, al ser metamorfomago, mi madre puede hacerlo con todas las partes del cuerpo, pero yo solo con el pelo -

Sonreí cuando dijo que me quedara, en ese momento me levante de la silla y me senté al pie de la cama con las piernas cruzados teniéndola a ella en frente. Acerqué la mesa para ponerla entre nosotros y saqué de mi bolsillo una baraja de cartas – vale, pero jugamos al uno – dije con una sonrisa – te gustaba jugar conmigo a esto desde hace tiempo, ¿te acuerdas como se juega? - pregunté mientras sacaba las cartas del bolsillo y comenzaba a mezclar las.

Me preguntó quien era mi madre, al principio la pregunta me resultaba extraña, pero considerando que no se acordaba de mi era completamente normal. En un momento me sorprendí cuando se acercó para coger un mechón de pelo y ver su color, me avergoncé un poco y automaticamente mi pelo cogió un color un poco rosado de la vergüenza – mi madre es Nymphadora Tonks, pero prefiere que la llamen Tonks, y mi padre John Remus Lupin – dije con tranquilidad.

Sonreí cálidamente cuando escuché que sabía jugar al uno, menos mal que no se había olvidado y podíamos hacer algo que ya hacia tiempo hacíamos, y con lo que nos divertíamos jugando. Comencé a mezclar las cartas y luego las repartí, las cartas que sobraron las dejé a un lado. Cogí mis cartas con un mano – vale, te toca a ti empezar – dije mientras colcaba mis cartas de manera ordenada en mi mano. La carta central era un nueve de color rojo - ¿de quienes te acuerdas de fuera de hogwarts? Ya que conozco poca gente ya de allí, salí de Hogwarts tres cursos atrás – comenté yo.

Había acudido a San Mungo por una herida recibida por una acromantula, una de esas veces que entras al Bosque Prohibido de Hogwarts, en un principio pense que se me curaria en la Enfermería de Hogwarts, pero me levaron a San Mungo y me dejaron ingresado una semana, pero aquella semana habia pasado y me marchaba para mi hogar, el curso docente había llegado, pasaba por el pasillo despreocupado cuando por una puerta escuche una voz, o voces mas bien, para entrar en ese cuarto sin pedir permiso siquiera y observar lo que sucedia. -Valla, jugáis al uno, me uno. No preguntaba, sino que era una afirmación, mientras me acercaba a ello y me sentaba en un lado de aquella cama. -Propongo que hagamos el juego mas picante, el que gane deberá de pedir algo a los perdedores. Sugerí, sin saber con quienes me encontraba, aunque la chica me sonaba.

Escuché su comentario de mis padres, al cual pude nada más que sonreir suavemente, pero... a saber que pensaban ahora de su hijo... hasta a mi me vino por sorpresa ese artículo que se coló en el diario de El Profeta. Las preguntas de ese tema comenzaban a flotar por mi mente ¿quién de mi editorial era capaz de colar un artículo? No podía haber benefios... o al menos si los había para mi eran impensables. Pero decidí dejar el tema aparte y después de un corto silencio de después de escuchar su comentario noté de lo que había dicho de mi y me sonrojé un poco.

- Anda Vic, no digas tonterías – reí suavemente.

Ella puso una carta roja y antes de que era capaz de ni tan solo pensar que carta iba a poner yo escuché una tercera voz. Al girarme descubrí a un chico, supuestamente tendría que ser un alumno más que nada por el físico que daba, pero también tenía pinta de ser ya un graduado. Pero no me preocupé por ello, lo que molestó un poco era que entrara sin aviso previo y dijo que se unía al juego sin preguntar si podía. Tendrá que ser un alumno sin duda, un recién graduado al menos tenía algo de respeto a la intimidad de las otras personas, o al menos tendría que ser así. ¿Qué le iba a hacer? No podía echarle yo ahora bordemente porque no era mi manera de ser.

- Estamos en la primera ronda, si quieres coge las cartas de debajo de la pila de coger – sonreí amablemente.

Se sentó en un lado de aquella cama y propuso un plan para poner el juego más picante, quien ganase debería de pedir algo a los perdedores.

- A mi con tal de que no sean desnudos en viene bien – no pude evitar reírme y fue en el momento en que tiré una carta del mismo numero que la de vic pero cambiando al color verde y esperé a que fuera el chico quien tirase, aunque aquí faltaba algo – por cierto, me llamo Teddy Lupin – dije presentándome ofreciendo una mano para estrecharla como se solía hacer.

off rol: lo siento por contestar tarde, pero no me funcionaba internet durante unos días >_<

A mi llegada directa aquella habitación en la que me adentre sin consentimiento alguno no se encontró ningún impedimento por las personas que en su interior estaban jugando a aquel extraño juego llamado Uno, un juego acostumbrado para que jóvenes practicaran con el, algo que yo había dejado atrás, la juventud... era algo que realmente no había disfrutado por la condición en la que me encontraba con mi familia, madurar demasiado deprisa por obligación y el deber de un Brightblade. Acomodado como me encontraba sentado en el mullido colchón de aquella habitación, observando que parecía ser la rubia la que estaba hospitalizada, pero aparentemente no se podía encontrar ningún daño grave en su constitución, aunque si alguien me miraba ami tampoco lo encontraría, ya que mi torso completamente vendado se encontraba tapado con aquella negra camisa que tenia puesta aquel día. Ambos se presentaron, algo lógico tras mi llegada y la aceptación de la nueva motivación de aquel juego, me disponía a decir mi nombre mientras mi vista se posaba en aquella rubia mientras enarcaba una ceja, sabia quien era antes de decir su nombre, era una Estudiante de Beauxbatons, como yo.. y yo conocía a todos y cada uno de los estudiantes que me rodeaban, una de las costumbres que tenia era de saber que individuos me rodeaban y que potenciales podían tener, ahora el enigma era el joven Teddy Lupin, poseedor de un apellido medianamente conocido. -Steel Brightblade es mi nombre. Solté al fin mirando tras aquello al joven Lupin, para posar nuevamente mi vista en la rubia. -Lo que me sorprende es que Victoire pregunte mi nombre cuando es algo que debería de conocer de antemano. Tras aquello desvíe la vista para jugar entre mis manos con unas cartas que había cogido de algún modo y otro para soltar una al azar,  un siete azul. -Como es que fuiste ingresada aquí Victoire? Pregunte, ya que era obvio que la paciente aquí era ella.

Vic finalmente se presentó al nuevo acoplado del juego. Aun me parecía extraño toda aquella situación, pero ella no le ponía pega alguna y a mi me era un poco indiferente ya que en un rato tendría que irme a la editorial a hacer algunos de los papeleos y escuchar las quejas de los escritores... Aunque lo peor para mi estaba punto de venir. Suspiré suavemente antes de transportar mi mente de la editorial a la habitación de nuevo y prestar atención a las personas con la que estaba. Observé al chico atentamente, ¿de donde habrá surgido? No quedaba otra que estuviera también ingresado en San Mungo, ya que según el profesor solo se fue informados vía lechuza a aquellos que eran cercanos a ella. Aunque si estaba ingresado tampoco podía averiguar de que, ya que no daba aspecto de tener daño alguno, por lo que decidí preguntar.

- ¿Estas ingresado aquí? - dije con voz tranquila pero a su vez con cierto tono de intriga.

Noté constantemente que el chico, que se había presentado ya bajo el nombre de Steel Brightblade, miraba constantemente a Vic, cosa que me dio una sensación de celos y dispuse mi mirada a las cartas que tenía entre mis manos para intentar quitarme esa sensación de encima. La idea que Vic tuviera novio no me gustaba para nada, no me imaginaba que algún tío la hiciera daño, no quería... pero sabía que tampoco era quien para impedir lo que hacía en su vida, aunque lo desease. Tampoco levanté mi mirada cuando Steel dijo que le extrañaba que Vic no recordase su nombre ya que lo debería de conocer, allí me di cuenta de que ella perdió también la memoria sobre algunos detalles también se su vida, preferí que eso lo contestase ella con tranquilidad, ya que a mi el pensamiento que aun no se acordase de quien era yo, y eso que tampoco era persona fácil de recordar, ni tan solo si hemos compartido tantos momentos desde nuestra infancia. Me quedé en silencio incómodo escuchando la conversación de ellos dos.

Aquel juego avanzaba mientras mi mente intentaba recordar su ordinario funcionamiento, pero la hora de preguntas, algo lógico ya por la forma en la que había entrado en aquella habitación metiéndome en algo en lo que no debía pero quería, llego. -Ingresado? No. Actualmente no soy un paciente de San Mungo. Acababa de recibir el alta médica por aquel ataque de criatura, pero era una información que no habían preguntado, estaba ingresado? No. Final de la respuesta y no más palabras sobre ello. Deje escapar entre mis labios una sonrisa, falsa o verdadera, solo yo sabría su significado al escuchar sus palabras de que mi nombre le sonaba, pero no de que... bueno, en Beauxbatons éramos muchos. -Amnesia... Susurre para mí, mientras en mi mente rápidamente se cavilaba y formaba un plan que podría llegar a un buen punto para mi propio bien y fin, siempre había que descubrir los límites y tomar riesgos, podría ser un entrenamiento incluso, sí. -Ciertamente es una mala noticia que tengas ese problema de no.. recordarme, ya que tú y yo… Deje cortada la frase con intención mientras la miraba directamente a los ojos, rascándome levemente la barbilla mientras dejaba en la cama otra carta inconscientemente, un tres rojos debía ser. -Hay algo que podría hacer para que me recordaras, podría... Funcionar...