Compartimiento 001

Había entrado un poco tarde al tres por tener que ponerme el uniforme de Hogwarts antes de subir, cuando crucé la puerta para entrar al tren ya se cerraban las puertas para ponerse en marcha. Di un ligero suspiro de alivio, menos mal que había llegado gusto a tiempo, sino no podría ir a Hogwarts ya que mi padre no me podía llevar. La despedida de él fue dura, desde la muerte de mi madre a los seis años el estaba siempre encima mía procurando que no hiciera alguna tontería, el decía que la recordaba mucho a ella, a mi madre, siempre decía que tenía una gran belleza delicada como mi madre, que era francesa y solían ser mujeres realmente bellas, pero yo siempre decía que exageraba demasiado, había nacido en el Vaticano y me había crecido en Roma con una religión bastante estricta.
Me di cuenta que allí donde estaba solo estorbaba por lo que cogí mi equipaje de mano y comencé a buscar un camerido, la mayoría estaban llenos hasta que encontré uno con una sola chica. Toqué la puerta suavemente y la miraba a ella con una sonrisa amable - disculpa, pero ¿puedo estar aquí? Los demás están muy llenos -

Ella accedió a que podía estar en ese compartimiento - gracias - dije mientras entraba. Me senté en el asiento del frente suya después de colocar mi equipaje de mano a mi costado. Luego le tendí la mano - me llamo Beatriz Araceli - dije aun con una sonrisa - Bea para los amigos - Vi como guardaba un libro de lectura que me resultaba familiar - ¿que era lo que leías? - desde siempre me interesaba la lectura, de echo siempre leía historias de fantasía que mi padre no entendía como me podían enganchar tanto ya que no se parecía a la realidad por lo que temía que algún día mi mundo se abriera con un gran golpe de la realidad, pero siempre le decía que nunca iba a pasar, solo que soñar no era malo, sino bueno.

Nada más subir al Expresso me dirigí al baño de las chicas y me puse el uniforme. La falda era corta y dejaba ver la cicatriz de mi pierna, así que me la bajé un poco por el lado derecho, para ocultarla. Me dirigí hacia el pasillo, vigilando a Zelda de cerca. Después de regañarla por haberse escapado la gata parecía algo más tranquila. Me acerqué al primer compartimento, desde la ventanilla vi como había dos chicas hablando en él. En vista de que los otros estaban abarrotados decidí entrar. Abrí la puerta y pregunté:
-¿Puedo pasar?-

Una de las chicas me dijo que podía pasar así que abrí la puerta y coloqué mi baúl en la repisa que había sobre nuestras cabezas. Nada más hacer esto Zelda se subió encima y se echo a dormir. Dejé mi escoba junto a ella. Y me senté. Me preguntó por Zelda.
-Es una gata. Se llama Zelda.- la gata movió la cabeza al oír su nombre. -Yo me llamo Jean. Jean Wolf.- dije resuelta.

La chica se presentó como Susan. Parecía maja, quizá demasiado. Alabó a mi gata y me preguntó por mi escoba. Abrí mi cartera y le mostré un pequeño llavero en forma de bludger, que si lo dejabas el el aire era capaz de levantar las llaves en el aire unos cuantos segundos. -Soy golpeadora.- volví a guardar las llaves el la cartera. -Se me da bien, aunque no se si me cogerán en el equipo de la escuela, la gente todavía siente recelo a que una chica juege como golpeadrora.- Era cierto que normalmente las chicas no tenían la fuerza necesaria para ser golpeadoras, y yo no tenía pinta de ser muy fuerte, así que me había acostumbrado a que me subestimasen.
Susan dijo que no se le daba muy bien volar.
-Entonces no te va a gustar nada la clase de vuelo.- dije sonriendo. - Si quieres te puedo intentar ayudar, al fin y al cabo, todo es acostumbrarte a la sensación de que te vas a caer de un momento a otro.- No sabía muy bien porqué me había ofrecido a ayudar a esa chica. Puede que simplemente me recordase a mi hermana, ella también era un desastre con la escoba. En todo caso me echaría unas risas.

Susan observó la bludger, cuando la guardé preguntó si no tenía miedo a que me golpease alguna. Sonreí. -Intento ser yo la que golpee con ellas a alguien, y mejor si es del equipo contrario- bromeé, aunque si que había tenido lesiones serias por culpa de alguna bludger más agresiva de lo normal. Cuando le comenté sobre la clase de vuelo se golpeó la frente, aparentemente se le había olvidado por completo. Reí por dentro, aquella chica parecía ser bastante patosa en todo. Según me iba reiterando lo patosa que era me fui preguntando si de verdad podría ayudarla. -Intentaré aguantarte todo lo que pueda.- dije medio en broma. Al fin y al cabo tendría entretenimiento, y una escusa para volar hasta que empezase la temporada de quidditch.

A Susan parecían gustarle los animales, sobre todo las criaturas mágicas. A mi nunca me habían interesado especialmente, aunque tenía que admitir que tenía cierta debilidad por cualquier criatura que volase, quizá tuviese algo que ver con mi afición por montar en escoba, la sensación de libertad... Dejé de divagar y me centré en la conversación.
-Me gusta casi cualquier criaturas voladora.- dije sonriendo -Espero que en clase de Cuidado de Criaturas Mágicas hagamos algo más que alimentar babosas.- Me temía que las clases fuesen aburridas, quizá en séptimo viésemos algo interesante, pero en primero probablemente no haríamos mucho.
-He leído en el profeta que este año se celebrará el Torneo de los tres Magos en Hogwarts, ¿pensáis participar? pregunté , cambiando de tema.

OFF: Os doy un post para terminar el post esta misma tarde y vais para el gran comedor. Si esta noche, este rol no está terminado, pasaréis a estar en el gran comedor. Gracias y disculpad por las molestias.