Salón

Salí del ministerio mas tarde de lo que yo esperaba, despues de haber reunido a los aurores para avisar de las desapariciones que habian ocurrido hasta ahora, el primero en llegar a mi despacho fue el secretario del ministerio, y tuvimos una larga charla sobre por que no podia ser la ultima en enterarse de todo lo que ocurría y mientras le echaba la bronca llego otra cartita de esas que el wizengamot ya estaba reunido, le dije al secretario que buscare el informe de Elizabeth y se lo hiciera llegar a los aurores mas rapido de lo que a mi me llegaban las cosas. Despues de eso toco una larga y aburrida sesion con los magos del tribunal pero al final acordamos las nuevas medidas de seguridad para el ministerio y San mungo, querian ponerme seguridad a mi tambien por si acaso, pero me negue en completo, ya nos faltaba gente y yo sabia defenderme sola, habia sido auror y ya me habia enfrentado a los mortifagos antes por lo que no me hacia falta nadie. Por fin consegui salir del ministerio y cuando llegue a mi casa lily me dijo que mike ya habia estado alli, mierda yo que queria prepararle una sorpresa, cogi un pergamino y me senté en el sofa para apoyarme en la mesa y escribirle que ya estaba en casa

levante la cabeza de la carta cuando oí a alguien hablar a mi espalda, se me helo la sangre al sentir el aliento de alguna persona tan cerca y mas dado que se supone que yo estaba sola en casa, gire la cabeza pero alli no habia nadie-Lily?-pregunte por si la elfa habia dicho algo pero nadie me contesto, iba a poner en pie y coger mi varita del bolso que estaba en la mesa pero el sofa crujio y di un salto a ver que habia alguien alli, ademas de alguien que ni sabia quien era ni sabia como habia llegado alli, la casa estaba protegida contra casi todas las clases de magia que pudieran afectarla desde el exterior incluso la desaparicion pero alli estaba quien fuera, sentado en mi sofa y hablandome tranquilamente -quien es el conde?-dije tratando de que no me temblara la voz-y quienes sois vosotros? no voy a ir a ninguna parte contigo y lo que sea que haya mas -dije tratando de reunir valor para hacer rapido lo que pensaba, si salia mal lo iba a tener chungo -pero si que quiero saber como demonios habeis entrado aquie, y que quereis, yo estoy haciendo mi trabajo -era ahora o nunca, extendi la mano hacia donde estaba la varita, y apunte al hombre que habia alli lanzandole un depulso y luego me levante apuntandole para estar preparada por lo que fuera

el hombre al que podia ver y estaba sentado en mi sofa se presento como Ambrogino giovanni, escuche todo lo que dijo aun con la verita en la mano y apuntando hacia el, lo malo que con mi hechizo habia acabado rompiendo uno de los muebles de la casa, si mi madre estubiera para ver aquello me mataria pero ahora era mejor evitar que fuera Ambrogino y lo que fuera que lo acompañara los que mataran primero. No pensaba en absoluto acceder a ir a ver a ese conde hasta que volvi a notar como alguien me tocaba, me lleve la mano al cuello donde habia notado a quien fuera pero al girar la cabeza alli no habia nada ni nadie-dile a lo que sea que se muestre-me ponia nerviosa saber que había algo mas en aquella habitacion que ni siquiera podia ver, ya tenian la ventaja de ser dos y encima uno invisible, no estaba en situación de exigir mucho la verdad. Escuche al invisible hablando desde detras de mi y note como me apartaba un mechon de pelo y luego como me tocaba la mano donde tenia la varita, hizo estallar un mueble no se como, pero desde luego yo no tenia nada que hacer contra ellos, tenian razón al fin y al cabo no era tan idiota como para creer que podia con ellos, acabe bajando la varita pero segui sujetandola fuertemente preparada para atacar a la minima.-y que quiere de mi ese conde? ni siquiera se quien es

Mire durante un momento como el corte de la mano se le cerraba por si solo, mientra el seguia hablando como si no tuviera herida alguna-¿que sois?-pregunte ya curiosa, desde luego no podian ser magos corrientes, nunca habia visto a nadie hacer algo asi. No tenia ni idea de que podria querer ese conde pero posiblemente Ambrogino tuviera razon era la ministra y si el queria algo yo podria conseguirlo, no estaba del todo de acuerdo con ello pero no tenia mas opcion que ir y ver que queria aquel singular conde de mi y que podria hacer yo para regresar pronto-y como ministra de magia que soy espero entiendan que mi tiempo libre es escaso y necesitaria estar de vuelta lo antes posible
Después de aquello el que era invisible volvio a hablar, no me gustaba aquello era un asensacion escalofriante oir la voz pero no ver de quien provenía y ademas saber que estaba bastante cerca y yo ni siquiera me daba cuenta-de acuerdo los acompañare, pero..-aparte la cara cuando sentí una mano sobre la mejilla mire pero nada, joder aquello empezaba a ser deseperante-quiero que dejes de hacer eso, avisa antes de acercarte si no voy a poder verte, por lo menos-acedí algo molesta mi plan para esa noche no era precisamente ir a ver a un conde acompañada del hombre aquel y su amigo invsible-pero tengo que avisar a alguien antes, ya tenia planes para mi tiempo libre, pero creo que no me queda otra que anularlos

Por fin el que era invisible hablo con algo mas de distancia entre los dos, pero Amborgino no queria que dejara aviso a Mike de que no iba a estar pero se ofrecio a que don invisible le diera el recado-no hace falta, ya hablare a mi regreso, prefiero que acabemos esto cuanto antes-eso y que no queria que lo que fuera aquello se acercase a Mike ademas de que sabia que eso le preocuparia mucho mas pero mayoritariamente era lo primero lo que hacia que me negara a decir que si. Ambrogino se acerco a mi cogiendome por la cintura -prefiero ir despierta, no creo que pueda ver nada mas ya que me sorprenda-y tampoco queria quedarme dormida con esos dos cerca asi que simplemente espere que Mike no se preocupase demasiado y poder regresar pornto que aun tenia mucho trabajo por hacer

creo que ha podido sufrir una pequeña confusion, esta mansion no es para los alumnos de la casa Slytherin, si no que pertenece a la familia Slytherin

Después de lograr que accediera a quedarse conmigo lo cogí de la mano y entramos dentro de la casa antes de que terminase por cumplir eso de tirarme a la piscina, no me apetecía mucho ahora mismo la verdad, y aunque no hacia un frió helador tampoco había cuerpo de meterse en el agua a esa hora, o por lo menos lo difícil seria salir mojada al frió de la noche. Entramos por la puerta de cristal del salón, y dentro de la casa se estaba bastante mejor que fuera y me sorprendió que al entrar no hubiera rastro de los dos muebles de madera y cristal que había destrozado cuando llegaron los vampiros, no había astillas ni cristales por ninguna parte, era como si no se hubiera roto nada, aunque se veía bastante vació los lugares que habían ocupado los muebles. Todavía estaban sobre la mesa baja los informes que había estado leyendo antes de todo esto, ya ni me acordaba de lo que iban, parecía como si hubiera pasado mucho mas que solo un par de horas, imaginaba que solo lily podría haber hecho lo de los muebles así que estaría bien por algún lugar de la casa, y dado que no se oía tampoco a Kyra por ningún lado imagine que estaría con la perra, no entendía nunca el porque pero se iba con ella cuando estaba asustada, y la perra no gruñía lo mas mínimo estando la elfina cerca-creo que esta casa nunca ha estado tan en silencio-comenté extrañada, siempre había ruido de alguien y si no yo me encargaba de poner música, no me gustaba estar sola en casa y que todo estuviera silencioso, era algo que me inquietaba bastante. Me acerqué a el, lo suficiente para darle un corto beso en los labios, aun con su mano entrelazada con la mía, luego lo mire a los ojos con una sonrisa en el rostro, me alegraba que se quedara allí conmigo y no tener que pasar la noche sola y su compañía siempre seria mejor que la de nadie-todavía podemos arreglar un poco los planes que nos han estropeado, te apetece algo?

Al pasar por la puerta de cristal se notaba que había una diferencia de temperatura, se estaba mucho más agradable allí dentro que afuera. El salón estaba algo vació le faltaban muebles, al menos que yo recordase. Me interesó saber como había ella llegado a Transilvania pero decidí no preguntar para no volver al tema anterior. Se acercó a mi y me dio un corto beso, aún con la mano entrelazada a la mía. Le levanté sus brazos para que me rodeara con ellos el cuello mientras que yo la rodeaba con los brazos alrededor de su cintura y reduci todo el espacio en un simple profundo beso. Después de eso me separo un poco de ella y pasé mi mano encima de su mejilla acariciándola suavemente con una dulce mirada y una sonrisa tierna. Tardé un poco en responderla ya que en lo único que estaba atento era en ella.
- La verdad es que hambre no tengo -
Dije llevando una mano en el estómago y comprobar si de verdad no tenía hambre o sí que tenía y no lo notaba. Pero comprobé que no tenía hambre alguna.
- Pero puedes comer tu si tienes hambre, yo te aré compañía -
Me separé de ella para dar una vuelta al salón, sonreí recordando lo que el salón había formado en parte de ser en nuestra vida. Me senté en el sofá inspeccionando lo atentamente, viendo que no había cambiado para nada.
- Nuestra primera vez, todavía lo tengo que acordar como si fuera ayer-
Dije ya mirando a Artemisa plenamente contento, a pesar de lo que había sucedido por último en transilvania, seguía estando contento del día, un buen despertar, el trabajo pasó rápido y por la noche de nuevo con la persona que más amaba en este mundo.

Un vez dentro el me rodeó la cintura con sus brazos haciéndome que le rodeara el cuello con los brazos y acortando el espacio entre nosotros con un profundo beso, respondí a su beso, moviendo mis labios contra los suyos de forma lenta pero con ganas, había echado mucho de menos aquellos labios las semanas que había estado sin el, seguía pareciendo mentira que fuera hace un par de días cuando todavía estábamos separados, pero ahora el tiempo pasaba de forma mucho mas diferente y agradable, estando con él, no me importaba la hora que fuera ni el tiempo que llevásemos por que simple estaba feliz sobre todo en momento de tranquilidad como aquel, y cuando no estaba con el simplemente o bien me pasaba contando el tiempo que falta para volver a verle y poder tocar de nuevo sus labios o bien estaba demasiado ocupada para pensar en cualquier otra cosa que no fuera trabajo. Así que por lo menos en el día que llevábamos, no había estado todo tan mal quitando la tardecita en Transilvania y todo el lió que tenia montado en el ministerio. Lo mire sonriente y con mirada alegre cuando nos separamos, estaba feliz de volver a estar así con el y gracias a ello no había quien me borrase aquella sonrisa por lo menos no cuando pensaba en el-yo ya piqué algo antes de que vinieran a buscarme para todo este lio-dije refiriendo a lo de Transilvania.
Mike fue a sentarse en el sofa y yo recogi los papeles que habia sobre la mesa para ponerlos en orden mas o menos y guardarlos en su carpeta y la deje sobre la mesa grande que habia en la habitación-prefiero la sala de los menesteres la verdad-comente mientras dejaba alli la carpeta y el resto de cosas del trabajo por lo menos ahi lo veria por la mañana y no habia posibilidad ninguna ni de que se volaran al abrir la puerta ni nada que pudiera hacer que los perdiera.
Sonreí volviendo al sofá y sentándome junto a él, recordaba todo lo que había pasado la primera vez que visito mi casa, y resultaba un recuerdo agradable

Artemisa recoge unos papeles que estaba en la mesa pequeña, los pone en una carpeta y los deja encima de la mesa grande. Miré lo que hizo siguiendo la con la mirada - ¿que tenias mucho trabajo? - pregunté un poco desilusionado, lo que no quería es que más tarde o por la mañana se pusiera a hacer su trabajo. Quería que fuera solo mía hasta el momento en el que se tenía que ir a trabajar.
- Bueno, hay que reconocer que el la sala de los menesteres se hizo más fácil y había un ambiente más bonito - dije recordando que en la sala de los menesteres se veía el cielo y repartidos por la sala algunas velas que ayudaban a iluminar poco más. Me incliné un poco de lado para acercarme un poco más a ella. La besé dulcemente en la mejilla y luego baje un poco a su cuello para volver a sentir su piel suave entre mis labios. Al cabo de un rato decidí volver a sus labios, dando la besos profundos que nos dejaba sin aire alguno para respirar, pero sin llegar a estar mucho tiempo sin el aire, solo una vez con ella pude llegar a tal punto de que ella me diera un beso tan profundo que incluso podíamos seguir sin aire, el como lo hacía no lo sabía.
Después de eso me separé un poco de ella y sonreí ampliamente, lleno de alegria a que estuviera conmigo, deseando que el tiempo fuera más lento de lo normal para aprovechar con ganas todo el momento. Pasé mi mano izquierda por detrás suya y apoyé mi frente contra la suya - te quiero - dije sin retirar la sonrisa y mirando la directamente a los ojos, deseando que esto nunca pare.

-solo quería quitarme un poco del montón de papeles que tendré mañana mientras me esperaba, pero no me dio tiempo a hacer mucho-dije con cierta resignación, estaba cansada ya de pasarme el día con los informes y demás de las reformas en el ministerio, y de alguna manera se las apañaban para que cada día hubiera el doble que el anterior, pero imaginaba que era cuestión de acostumbrarse, había habido ministros que aguantaron años y años en el cargo y habían tenido que soportar las misma transiciones de poderes que yo, así que no iba a ser la primera en rendirme por un poco de papeleo que me pusieran delante, con suerte, algún día se quedarían sin papel.-pero no pienso leer nada mas hasta que no llegue mañana al ministerio, tengo algo mas importante para hacer ahora -añadí al darme cuenta de como me había preguntado si tenia trabajo para hacer, imaginaba que el tenía tantas ganas como yo de estar los dos juntos, y por hoy ya había sido suficiente ministra ahora tocaba hacerme cargo de mi vida personal y dejar a la publica descansar hasta mañana.
Deje que me besara por mejilla y cuello sin hacer nada mas que sonreír y disfrutar de aquel pequeño momento en el que podía volver a sentir sus labios sobre mi piel, provocando una sensación que me encantaba al igual que todo lo que hacia él, pero aquella era sin duda la mejor manera de olvidarme de los sucesos de un día entero por que solo podia pensar en las ganas que había tenido de poder estar con el otra vez-se me hizo eterno estar todo el día sin esto-dije no muy alto un poco antes de que llevase sus labios junto a los mios para empezar a besarme como antes, hasta llegar a quedarnos sin aire y apenas separarnos para recuperar lo, estuvimos así un buen rato hasta que se separo de mi y yo respire profundamente en aquel momento recuperando un poco la normalidad en la respiración, que tenia algo agitada, cerré los ojos mientras sentia como pasaba una mano por detras mia y apoyaba su frente sobre la mia. Sonrei sin poder evitarlo despues de oirle y le rodee de nuevo el cuello con mis brazos acercandome mas a el para unir nuestros labios otra vez-no lo sabia-dije aun cerca de sus labios con un tono jugueton pero hablando bastante bajito

Sonreí cuando dijo que hoy ya tenía algo más importante que hacer ahora, eso era lo que quería escuchar y sentir. Escuché que a ella se le hizo eterno las horas en las que no podía ir sin más y darle aquella sensación, que al parecer a ella le gustaba y yo tampoco le pillaba ningún inconveniente ya que sentir su piel y sus labios entre los míos era una sensación imposible de conseguir, solo ella tenía ese tacto tan especial que me hacía vicio.
- Y se hace demasiado lento los momentos buenos -
Dije recordando que solo los momentos más inquietantes eran los que pasaban lentamente y los momentos más bonitos eran los que pasaban más rápidos. Me enganché un poco más en sus labios, de mientras pasaba sus piernas por encima de las mías, estando yo sentado de frente y ella de lado pasando encima mía con sus piernas, de esa manera podía sentirla más cerca que si estuviese sentada mirando de frente. Acabé colocando mi mano izquierda que acariciaba su espalda sobre su cintura, y la mano derecha una parte en el cuello y la otra encima de la mandíbula. Los besos se notaban que cada vez iban a más profundos y sentía mi corazón comenzar latir fuertemente. Me gustaba estar así con ella, y me alegraba saber que cabría la posibilidad de que fueran todos los días de esa manera. Me separé un centímetro de ella y si un suspiro intentando coger aire, sin miedo a que pensara de que no me gustase esos besos tan largos a la vez que profundos, al contrario, me encantaban esos besos y más en estos momentos, que era el momento más oportuno para ellos.
- Todo tu cuerpo es un vicio para mi -
Dije un poco sonrojado, pero completamente sincero, porque así era, todo ella podía hacer que me sintiera de mil maneras diferentes y ella era mi vicio.

Mientras seguía sintiendo sus labios sobre los míos, poco a poco Mike termino por dejarme sobre el con una pierna a cada lado de las suyas, pero yo seguía besándolo concentrada en sentir sus labios contra los míos, cada vez con mayor insistencia en intensidad, cogí su mano derecha la que tenia sobre mi cuello y la deje en mi cintura junto a la otra. Todo lo que deseaba en aquellos momentos era estar junto a el y lo mas cerca posible de su cuerpo que tanto había llegado a extrañar, me pegue todo lo que pude a el, con cada una de mis manos apoyadas en la curva de su cuello, lo único que había entre nosotros eran las capas de ropa ya que ni el aire encontraba hueco para colarse entre nosotros.
-ya que se hacen bastante cortos prefiero aprovecharlos bien para tener por lo menos una cosa agradable en la que pensar cuando los días que parecen no acabarse nunca-durante aquel largo día de trabajo en el ministerio el único consuelo que había tenido para seguir discutiendo con los magistrados cabezotas del wizengamot es que cuando regresara a casa podría estar con el como el día anterior, y no me había equivocado, merecía la pena soportar sus estúpidas riñas y comportamientos infantiles con tal de poder estar así con el después de ello.
Mientras el trataba de recuperar el ritmo normal de su respiración lleve mis labios hacia la zona de su cuello dejando un suave camino de besos desde la mandíbula hasta la base del cuello, sabia de sobra que el cuello era una zona de especial sensibilidad para el pero tambien que no le disgustaba nada que yo hiciera aquello asi que seguí pasando de un lado hacia el otro sin separa apenas mis labios de la piel de su cuello.
Oi lo ultimo que dijo y separe un poco los labios de su cuellos para mirarle la cara que se veia levemente sonrojada-¿en serio?-pregunté en tono burlon y con una pequeña sonrisa traviesa en el rostros, sin duda alguna aquellos pequeños pequeños momentos entre eran los que me hacian verdaderamente feliz, estar los dos unos junto al otro totalmente relajados y sobretodo bastante comodos era la principal razon por la que no podia dejar de sonreir cada vez que estaba con el,

Cogió mi mano para dejarla también reposar sobre si cintura, redujo el espacio que había entre los dos, dejando que solo la ropa estuviera entre nosotros, sin dejar pasar ni un poco de aire. Después de esos dos pasos se concentró en mi cuello, sabiendo que era una zona distinta ya que era para mi la más sensible, por suerte sus besos y sus caricias no me hacían mal alguno, sino sentirlo sobre mi cuello era una sensación bastante agradable, por no decir que casi de placer. Se me cortó un poco la respiración al sentirla por esa zona, pero conseguí coger aire suficiente para poder seguir, no quería que esto parase.
- No creas que eres la única que lo hace -
Tardaba un poco en responder ya que sus besos no me dejaban concentrarme para pensar en lo que iba a decir. Decidí hacer algo con mi mano izquierda. Pasé mi mano por debajo de su camiseta, acariciando suavemente su espalda desnuda con la mano plana sobre ella.
- ¿ No tendríamos que dormir ? mañana no se nos hará fácil el trabajo -
Dije sin interrumpirla en ningún momento y sin yo parar con lo que estaba haciendo, no quería parar lo que estábamos empezando pero tenía un poco de razón. Por mi parte podría decir perfectamente que no me encontraba lo suficientemente bien y podría quedarme con ella todo el día de mañana, pero dudaba que si ella lo decía la iban a dejar tranquila sin antes enviar a un sanador para que vea lo que le pasaba. Ahora eran los momentos en los que no me gustaba que fuera ministra, pero no podía negar que hace un buen trabajo.
Pasé la mano que tenía encima de su espalda a delante, tocando esta vez su barriga y costillas sin ninguna capa de ropa. Esta vez subí de abajo hasta donde estaba su sujetador, sintiendo como me impedía algo de tacto a esa figura de piel tan perfecta a su vez que delicada que me encantaba sentir. Pero después de eso me di cuenta de algo que no quería que sucediera. Aparté mi mano de ella y me intenté separar un poco a su vez, ya me estaba enganchando demasiado a mis actos, ya que notaba que mi cuerpo pedía mucho más, pero no quería que sucediera por un motivo.
- Si llega a pasar no quiero que pase Arte. No quiero que sea una simple noche y listo -
No quería que sucediera como las otras chicas, que era una simple noche y ya no verse nunca más. Tenía miedo de que fuera así ya que era lo único que viví al estar separado de ella. A pesar de que me convencía a mi mismo de que así no iba a ser, seguía siendo difícil de no pensar en ello.

Notaba como se le cortaba la respiración con los besos que iba dejando le por el cuello y seguí así hasta que oí el primer comentario que hizo-¿quien mas lo hace?-pregunté con los labios aun cerca de su cuello sin levantar la cabeza ni abrir los ojos y tampoco muy alto pero si lo suficiente para que me escuchara, me dio bastante curiosidad ese comentario suyo pero sobre todo también había que añadirle una pizca de celos al acordarme que hasta hace solo un día el había estado pasando por diferentes chicas en sus salidas con Anthony.
Dijo de irnos a dormir y la verdad con toda la cosa de transilvania y que yo ya de por si no había salido temprano hoy del trabajo si que era bastante tarde, pero no creía que fuera a dormirme todavía, apoye la cabeza en el hueco de su cuello y solté un pequeño suspiro al sentir su mano acariciando mi piel bajo la camiseta, había echado en falta aquella sensación, volví a cerrar disfrutando de aquella sensación que tanto me gustaba sobretodo sabiendo que era algo que solo yo podía tener, el era mi pequeño pedazo de cielo en el que podía estar sin preocuparme de todos los problemas que tenia que aguantar día a día en el trabajo y fuera de el.- ve subiendo si quieres, yo no tengo mucho sueño todavía, aunque no creo que tarde mucho en subir-quería mirar un par de cosas antes de acostarme, entre ellas donde estaba la elfina y si estaba bien, ademas de como era que la casa estaba tan callada-pero ahora mi habitacion es otra, justo la que queda enfrente de la de invitados-esa si debia de saber donde estaba por que ya habiamos dormido los dos alli una noche. La habitacion nueva era una de las que todavia estaban sin ningun uso en particular y tambien era mas espaciosa que la mia y me gustaba mas el paisaje que se veia por lo que decidi cambiar, ahora que estaba yo sola no le iba a importar a nadie.
Oí lo ultimo que dijo y me separe de el aun apoyada sobre sus piernas-lo nuestro no es cosa de una noche, puedo que eso sea lo que hayas tenido hasta ahora pero esto es diferente...-dije mirandole a los ojos para luego apartar la mirada y añadir-a menos que tu no lo veas asi-

Llegué con Gabriella a la casa de Artemisa, como ella quería, pero aún así un poco enfadado por la conversación que tuve antes con ella. Dejé Gabriella al suelo y llamé a Lily, ella vino enseguida y le supliqué a ella que cuidara un momento a Gabriella y le conté la historia y que a partir de ahora iba a estar conmigo y con Artemisa. Desaparecí del lugar para ir a la casa de los Coman y coger algunas cosas de allí para Gabriella, ropa, algunos juguetes y otras cosas que podrían hacer falta, tendríamos que poner una habitación para Gabriella, aunque aún así noestaba seguro de si era buena idea de vivir todos juntos, referiendome a Artemisa, Gabriella y yo. Parecía demasiado pronto para ello. Cuando estaba en la casa sentía nostalgia por las personas que habitaban en ella. Visité mi antiguo cuarto donde recordé cosas del pasado, cosas buenas y cosas malas. Todas las paredes me daban recuerdos. Era mejor que me fuera de allí lo más antes posible. Al llegar a la casa de Aartemisa de nuevo con una aparición dejé la bolsa de ropa de Gabriella a un lado del salón, mientras que la bolsa de juguetes la dejé al suelo, donde enseguida Gabriella se acercó para sacar algunas cosas y comenzar a jugar con Lily, quien le di las gracias por el favor de cuidarla. Ellas dos decidieron salir al jardín para jugar en el día bonito que hacía.
No pude ni sentarme ni un minuto a intentar colocar mis sentimientos en cuando toco el timbre de la puerta. Fui a abrir y pronto me di cuenta que el día ni había llegado a la mitad de lo que tenía que pasar. Un trabajador del ministerio se adentró al salón y se sentó al sofá con mi permiso acompañado de un baúl lo suficientemente grande y pequeño para guardar algunos objetos en él.
- Señor Coman, le trigo una caja y una carta para usted. Es de su padre fallecido -
Cogí la carta que me tendió y él se entretenido en abrir el baúl que estaba cerrada bajo algunos hechizos y contraseñas muggles, me preguntaba que había allí dentro. Leí la carta con atención.

Querido hijo,
Si lees esta carta significara que mi hora habrá llegado. Quiero que sepas que siempre te he querido a pesar de habértelo echo difícil y quiero que me perdones por todos los momentos horribles que te hice pasar. Lo hacía para que te convirtieses en la mejor persona que conoció este mundo, pero ya sin necesidad de mi ayuda lo conseguiste. A tu cargo te dejo la familia y sus pertenencias valiosas. Ayuda a Ginna con tu hermana Gabriella, trabaja mucho y se bueno con Artemisa, disfruta de lo que tienes, nunca sabes cuando se acabará todo. En caso de que a Ginna le pasase también algo, estas a cargo de Gabriella y con la casa puedes hacer lo que quieres, mi fortuna se pasara a tu cuenta automáticamente. Los objetos importantes de la familia también pasaran a ti. Pero lo más importante es que cuides de la familia, sé que lo lograras, confió en ti.
De más cosas no puedo hablar, solo quiero eso, que cuides lo que tengas y que seas la grandiosa persona en la que te has convertido, eres el hijo perfecto.
Un saludo,
John Coman.

Conseguí que las lágrimas no me resbalasen por las mejillas. Doble la carta y la volví a meter en su sobre. Luego miré al empleado del Ministerio que dejó el baúl encima de la mesita.
- Aquí le dejo el baúl con cosas que su padre dejo para usted. Ahora con su permiso me marcho ya que acabe con lo que tenía que notificarle -
Le acompañé hasta la puerta donde me despedí de el acompañado de un gracias. Cerré la puerta y di un suspiro y dejé resbalar la primera lágrima después de esta carta. Me volví a adentrar al salón, donde me volví a sentar en frente del baúl, antes de abrirlo miré a fuera donde Gabriella se reía al jugar con Lily, al menos se divertía y no pedía por sus padres.
Di un suspiro antes de abrir el baúl, centrándome un poco en lo que estaba pasando en estos momentos, me llené de valor para abrir el baúl y descubrir allí dentro varias cosas. Una era una cajita pequeña donde estaban guardado los anillos de compromiso de mis padres. Viejos recuerdos cruzaron mi mente de mi infancia, recuerdos agradables de recordar. La aparté para ver que más había en la caja. Había un álbum de fotos, desde que nacieron mis padres hasta la semana pasada, donde se hicieron las últimas fotos. Una buena manera de recordar toda mi vida y ver el principio de la vida de Gabriella. Luego también había algunos libros que mi padre le encantaba leer, algunos que siempre me aconsejaba pero nunca comencé a leer, esta vez iba a intentar leerlos, eran libros sobre la vida real y no ficticia, consejos y cosas que pueden pasar, seguro que eran buenos. También había un osito de peluche, al mirarlo me acordé enseguida de el, le llamaba Bear y lo tenía desde siempre, tardé bastante en deshacerme de el, supuesta mente lo perdí pero se nota que mi madre lo escondió para que dejara de ir con él a todas partes, y cuando decía todas partes eran todas. Las primeras noches eran terribles, no podía dormir. Miré de nuevo en la caja, las cosas que iba sacando de ella las dejaba a un lado, menos la última cosa, la cajita de bisutería de mi madre, tenía forma de piano, su instrumento favorito, al abrirlo podía encontrar un reloj, su reloj de bolsillo. Era de su abuela, lo había heredaro de ella y siempre pensaba que había desaparecido, siempre lo llevaba encima, nunca se lo quitaba. Cuando ella murió discutía con mi padre ya que él me dijo que lo vendió pero yo siempre insistía en quedármelo, me enfadé con él más de medio año por ese objeto que supuesta mente había vendido. Era un reloj sencillo, no tenía ninguna figura ni nada, el metal era plenamente liso, pero solo por el echo de ser el objeto más preciado por mi madre era el que más deseaba. No pude evitar que las lágrimas volvieran salir de mi, me encogí en mi mismo, con el piano sobre mis piernas y el reloj bien sobre mi mano. No lo iba a perder, no lo iba a romper, no iba a hacer daño, siempre lo iba a llevar encima a partir de ahora. Consegí tranquilizarme a partir de un tiempo, me sentía fatal por haberle echo a mi padre una revelión de medio año por esto que al final sí que conservaba. Pero fue cuando me tranquilicé donde noté que dentro de la caja había una nota.

“Mike, te dejo mi reloj, pronto notarás que no es normal, espero que lo cuides bien ya que es muy valioso, y que sepas de que a pesar de no estar a tu lado siempre estaré en tu corazón”

Sonreí dulcemente al leer ese papel. Le echaba de menos y prometo que iba a buscarla para entregar lo que era suyo, de mientras lo iba a cuidar mucho.

(reloj:

Spoiler:

)

Aparecí delante de la puerta de la Mansión de Arte. Había ido directamente a San Mungo, pero me habían informado de que allí no estaba, se había ido con la pequeña Gabrielle a casa, asi que sabía que estaría en aquel lugar.

Llame a la puerta de la casa y espere tranquilamente a que me dejasen pasar. Mire un momento las ventanas de la planta baja de la mansión pero no me quise asomar por si estaba alquien dentro.

Escuché como alguien llamaba por la puerta, me sequé rapidamente las lágrimas para intentar que no se notase que había llorado. Me puse las gafas para disimularlo un poco más. Me acerqué a la puerta después de decir a Lily que ya iba yo. Al abrir la puerta vi que era Ariana y me acordé de la lechuza.
- Pasa -
Dije dejandola entrar en la mansión. La guié hasta el salón donde pedi para que se sentara con un gesto en la mano y recogí las cosas que había encima de la mesita dejando las de nuevo en el interior del baúl y apartando lo un poco.
- Si me cuentas toda la historia creo que entendere mejor tu desición -

Despues de que mike se fuera de San mungo enfadado me fui yo tambien pero en direccion al ministerio de magia, no sabia que habia dicho para que mike se enfadara pero ya hablararia con el cuando llegase a casa, esperaba que me hiciera caso y se quedara alli con Gabriella. En el ministerio había una buena montada, y todo el mundo hablaba de la muerte de John y Ginna, entraron un monton de personas en mi despacho nada mas dar el aviso de que ya estaba alli y estube bastante ocupada con todo, no habia llegado ninguna carta mas para mi al ministerio, pero se había comprobado que el asesinato habia sido obra de magos y no de muggles o por lo menos la razones, no pensaba detallarselo a Mike como me lo estaban detallando a mi, los propios guardaespaldas del ministro, hechizados, habian acabado con la vida de los que debían proteger, daba gracias de que Gabriella no hubiera estado alli en aquellos momentos, por todo lo que contaban hubo mucha sangre de por medio y si a mi ya se me revolvia el estomago solo con que me lo contaran no queria imaginar como se quedaria una niña que no llegaba a los dos años de vida al ver que le ocurria algo asi a sus padres. Después de que me informaran de todos los detalles, por lo visto tambien iba a tener que hablar con el nuevo ministro que nombraran para los acuerdos del secreto magico y yo que se cuantas cosas mas que dijeron, menos mal que todo iba a quedar apuntado por que no me enteraba de la mitad de las cosas que me decian. Y por ultimo salio el tema de la seguridad de mi casa y la mia propia, pero asegure que a quienes tenian que proteger no eran a mi si no a Mike y Gabriella, ellos eran quienes realmente estaban en peligro mientras yo fuera ministra y el conde quisiera algo de mi, lo que no sabia era que queria ahora pero imaginaba que seguia queriendo apoderarse de Victor, me habia enterado de que habia vuelto a Hogwarts para el inicio del curso por lo que tubo que escapar de su padre, y seguro que a este no le habia echo mucha gracia. Se acordo que mas tarde se pasaran mas tarde magos expertos del departamento de aurores y de misterios para poner nuevas defensas sobre la casa y aunque quedaban aun algunos asuntos yo no soportaba mas estar alli asi, estaba empezando a agoviarme demasiado, por lo quepedi un apalazamiento de todo hasta el día siguiente y aunque no lo dije pensaba tomarme unos dias para descansar de todo aquello y no queria dejar a Mike mucho tiempo solo tal como estaba. Por fin regrese a casa, me apareci en lapuerte trasera, donde vi a Lily jugando con gabriella me alegre de verla contenta y me acerque a saluderlas a ambas, luego entre y me encontre con Mike, Ariana y un monton de cosas nuevas en el salon.
-hola-me acerque a Mike y le di un beso en la mejilla,preocupada por el yaque no se le veia muy buena cara-¿como estas?-me senté a su lado en el sofa cogiendole de la mano solo para que viera que estaba alli para apoyarlo en lo que fuera. Luego me acordé delas cartas que habíamos recibido anoche imaginaba que por eso debía de estar ariana allí-¿como que vas a dejar san mungo y los aurores?-pregunte directamente